jueves, 7 de mayo de 2009

JAVIER HERAUD


Cronología de Javier Heraud Pérez

1942.- Nace en la ciudad de Lima, Miraflores, el 19 de enero. Hijo de Jorge Heraud Cricet y de Victoria Pérez Tellería de Heraud, fue el tercero de seis hermanos.
1947.- Ingresa al Colegio de Los Sagrados Corazones de Belén.
1948.- Ingresa al primer año de Primaria al Colegio Markham, en el que cursa toda su instrucción escolar. Al concluir sus estudios recibe el Segundo Premio de su promoción y el Primer Premio de Literatura. Destacó también en competencias deportivas, en los que obtuvo diversos trofeos. Colaboró en la revista del Colegio con artículos y poemas.
1958.- Ingresa con el primer puesto a la Facultad de Letras de la Universidad Católica del Perú. Este mismo año ocupa una plaza de profesor en el Instituto Industrial Nº 24, donde dicta los cursos de Castellano y de Inglés.
1960.- Publica su primer libro: “El Río”, dentro de la Colección Cuadernos del Hontanar, luego llamado “Cuadernos de Javier Heraud” dirigida por Luis Alberto Ratto y Javier Sologuren. En el mes de diciembre obtiene, con César Calvo, el Primer Premio en el concurso “El poeta Joven del Perú”, convocado por la revista Cuadernos trimestrales de Poesía, de Trujillo, con el libro: “El Viaje”. Es nombrado profesor de Inglés en el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe.
1961.- El 16 de Enero se inscribe en las filas del Movimiento Social Progresista (MSP), de tendencia Social - Demócrata. Participa en la manifestación de repudio a la visita de Richard Nixon al Perú, en ese entonces vicepresidente de los EE.UU. Se matricula en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde estudia Derecho con presiones de su padre, carrera que nunca le interesó. Ya en San Marcos frecuenta nuevas amistades y se relaciona con los círculos literarios sanmarquinos. Publica “El Viaje”, en edición conmemorativa del X Aniversario de Cuadernos Trimestrales de Poesía. Se le nombra profesor de Literatura en el colegio nacional Melitón Carbajal en Lima. El 16 de mayo de 1961 se produce una gresca entre simpatizantes de la revolución cubana, entre los que se encontraba Heraud, y exiliados cubanos anticastristas frente a la iglesia de San Francisco, luego que estos últimos organizaran una misa. Varios detenidos. El 20 de julio viaja a Moscú, invitado al Forum Mundial de la Juventud. Viaja en representación de su partido, el MSP. Permanece 15 días en Rusia, llega a la Plaza Roja de Moscú. Visita la inmortal tumba de Lenin. Testimonios del encuentro son los poemas: “Plaza Roja 1961” y “En la Plaza Roja”. Conoce Asia, y pasa luego a París y a Madrid. En París visita el lugar donde descansa en paz el poeta Cesar Vallejo ( poema: “En Montrouge”). El 20 de Octubre regresa a Lima.
1962.- Renuncia al Movimiento Social Progresista, dice en su carta de renuncia: “La falta de una ideología coherente. Es el planteamiento falso de este llamado “socialismo humanista” lo que esta condicionando toda la marcha del Movimiento y que lo lleva a una praxis equivocada. Yo no creo que sea suficiente llamarse revolucionario para serlo…”. Luego diría: “De ahora en adelante , me enrumbaré por la ruta definitiva donde brilla esplendorosa el alba de la humanidad.” Recibe una beca para seguir estudios de cinematografía en Cuba. Parte el grupo de becarios de Lima por tierra el 29 de marzo con destino a la ciudad de Arica, Chile, donde permanece 5 días para luego enrumbarse hacia Cuba. El grupo es recibido por los militantes del Partido Comunista de Chile. Ahí, en Arica, también se encontraba Salvador Allende que luego sería presidente de su país. En la noche de un 4 de Abril pisa tierra cubana. En La Habana conoce la Plaza de la Revolución donde se encuentra el monumento del poeta y héroe de Cuba José Martí; “vi al Apóstol en piedra, para siempre”. Encuentro con Fidel Castro; “vi a Fidel de piedra movediza escuché su voz de furia incontenible hacia los enemigos. Y recordé mi triste patria, mi pueblo amordazado, sus tristes niños, sus calles despobladas de alegría”. Luego lo catalogaría como: “el hombre de la Revolución” y de: “sencillo, normal y amistoso”. Recorre, junto a otros camaradas y unido estrechamente al pueblo de Cuba, distintas ciudades entre ellas Camaguey, Santiago de Cuba, y la ya mítica ciudad que vio luchar al Che Guevara durante la revolución; Santa Clara. Dentro de su preparación de luchador social y guerrillero escala la Sierra Maestra; lugar donde años antes se libró la guerra de guerrillas. Diría después: “aquí todo es tan hermoso”. Se va dando dentro del poeta un rápido proceso de amor y entrega a la humanidad junto a sus profundas convicciones de justicia social. Mayo de 1962. No descuida el cultivo de las Artes y se matricula en la Universidad de la Habana como estudiante de Literatura. Forma círculos de estudio de Literatura junto a otros compañ . vincula también con gente de cine, a otra de sus pasiones.
18 de Julio de 1962. Golpe de Estado gorila en el Perú; el Gnrl. Pérez Godoy destituye al oligarca y aristócrata Manuel Prado. Desde Cuba el poeta dice: “es el destino momentáneo de América”, y luego a su madre: “vivo ahora en un país libre, y tú en un país explotado”. Escribe poemas en La Habana y en La Paz, bajo el nombre de Rodrigo Machado, seudónimo utilizado como militante del Ejercito de Liberación Nacional del Perú (ELN).
1963.- Retorna al Perú desde La Paz, Bolivia; para librar “la guerra contra el imperialismo” ( Poema “explicación”) ya como integrante del ELN . 15 de Mayo. Una bala perfora el cuerpo de Javier Heraud en medio del río Madre de Dios, frente a la ciudad de Puerto Maldonado, a los 21 años de edad.
Desaparece físicamente el poeta guerrillero pero su obra es inmortal. El mismo día y exactamente un año antes había escrito a su madre: “ Recuerda tú, recuerden todos que mi cariño y mi amor crecerán siempre, que nada ni nadie nos podrá separar aunque estemos lejos y que algún día nos reuniremos para cantar y llorar juntos, para abrazarnos y querernos más. Y que yo siempre seré el niño a quien tú tuviste en brazos aunque haya crecido por este tiempo que avanza y destroza los años, pero no los recuerdos”.
Póstumamente obtiene el Primer Premio de Poesía en los Juegos Florales convocados por la Federación universitaria de San Marcos, con su poemario “Estación Reunida”.
Agosto 1998





última carta a la madre *
Nov 62. La Habana. Cuba.
Querida madre:
No sé cuándo podrás leer esta carta. Si la lees quiere decir que algo ha sucedido en la Sierra y que ya no podré saludarte y abrazarte como siempre. ¡si supieras cuánto te amo!, ¡si supieras que ahora que me dispongo a salir de Cuba para entrar en mi patria y abirir un frente guerrillero pienso más que nunca en ti, en mi padre, en mis hermano tan queridos!
Voy a la guerra por la alegría, por mi patria, por el amor que te tengo, por todo en fin. No me guardes rencor si algo me pasa. Yo hubiese querido vivir para agradecerte lo que has hecho por mí, pero no podría vivir sin servir a mi pueblo y a mi patria. Eso tú bien lo sabes, y tu me criaste honrado y justo, amante de la verdad, de la justicia.
Porque sé que mi patria cambiará, sé que tú también te hallarás dichosa y feliz, en compañía de mi padre amado y de mis hermanos. Y que mi vacío se llenará pronto con la alegría y la esperanza de la patria.
Te besa
Tu hijo
Javier
* Antes de partir de La Habana, rumbo a Bolivia ( frontera con Perú) para conformar la guerrilla, Javier escribió esta carta que dejó encargada a la esposa de un compañero en Cuba. El encargó: si no le ocurría nada, ella debía conservarla; si lo mataban, ella se comprometía a llevarla a Lima y ponerla en las manos de su madre.


Mensaje de Pablo Neruda

Universidad de Chile ISLA NEGRA, Juliio de 1963
He leído con gran emoción las palabras de Alejandro Romualdo sobre Javier Heraud. También el valeroso examen de Washigton Delgado, las protestas de Cesar Calvo, de Reinaldo Naranjo, de Arturo Corcuera, de Gustavo Valcárcel. También leí la desgarradora relación de Jorge A. Heraud, padre del poeta Javier.
Me doy cuenta de que una gran herida ha quedado abierta en el corazón del Perú y que la poesía y la sangre del joven caído siguen resplandecientes, inolvidables.
Morir a los veinte años acribillado a balazos “desnudo y sin armas en medio del río Madre de Dios, cuando iba a la deriva, sin remos...” el joven poeta muerto allí, aplastado allí en aquellas soledades por las fuerzas oscuras. uestra América oscura, uestra edad oscura.
No tuve la dicha de conocerlo. Por cuando ustedes lo cuentan, lo lloran, lo recuerdan, su corta vida fue un deslumbrante relámpago de energía y de alegría.
Honor a su memoria luminosa. Guardaremos su nombre bien escrito. Bien grabado en lo más alto y en los más profundo para que siga resplandeciendo. Todos lo verán, todos lo amarán mañana, en la hora de la luz.
Pablo Neruda



Carta de Nicolás Guillén
Habana, 19 de Julio de 1963 Año de la Organización
Sr. Gustavo Valcarcel, Lima, Perú Querido Gustavo:
Te escribo para expresarte nuestra, viva pena por la muerte de Heraud, su holocausto a la revolución peruana.
Aunque él estuvo en Cuba, no tuve 1a suegra de conocerlo entonces, porque no coincidimos aquí. pero quienes lo trataron - jóvenes cubanos que hoy lo lloran- lo quisieron como hermano, pues fraternal era su corazón tanto como lúcida su inteligencia. Dicen que é1 prometió volver y sus compañeros lo esperaban. Prefirió quedarse e inscribir su nombre junto a los mártires de la liberación de su pueblo, que nada podrá detener. Sangre pura y generosa la suya, sangre que va a crecer cada día y terminará ahogando a quienes la derramaron. Siempre ha sido así siempre ha de ser así.
En mi nombre y en el de nuestra querida Unión, donde la muerte de Heraud ha sido conmovedora. te envío nuestros sentimientos solidarios con el dolor, que a ustedes aflige, que es también nuestro, tú lo supones, tú lo sabes. Los asesinos da este muchacho puro - no quienes lo mataron con sus manos irresponsables - sino los otros, los que mandaron que lo mataran, están mucho más muertos que él, o no, son en realidad los únicos que han muerto.
Por ahora nada más, sino nuestro cariñoso recuerdo y un abrazo fuerte y largo.
Te quiere
Nicolás Guillén.


POEMAS DE JAVIER HERAUD


El Río
1
Yo soy un río, voy bajando por las piedras anchas, voy bajando por las rocas duras, por el sendero dibujado por el viento. Hay árboles a mi alrededor sombreados por la lluvia. Yo soy un río, bajo cada vez más furiosamente, más violentamente bajo cada vez que un puente me refleja en sus arcos.
2
Yo soy un río un río un río cristalino en la mañana. A veces soy tierno y bondadoso. Me deslizo suavemente por los valles fértiles, doy de beber miles de veces al ganado, a la gente dócil. Los niños se me acercan de día, y de noche trémulos amantes apoyan sus ojos en los míos, y hunden sus brazos en la oscura claridad de mis aguas fantasmales.
3
Yo soy el río. Pero a veces soy bravo y fuerte pero a veces no respeto ni a la vida ni a la muerte. Bajo por las atropelladas cascadas, bajo con furia y con rencor, golpeo contra las piedras más y más, las hago una a una pedazos interminables. Los animales huyen, huyen huyendo cuando me desbordo por los campos, cuando siembro de piedras pequeñas las laderas, cuando inundo las casas y los pastos, cuando inundo las puertas y sus corazones, los cuerpos y sus corazones.
4
Y es aquí cuando más me precipito Cuando puedo llegar a los corazones, cuando puedo cogerlos por la sangre, cuando puedo mirarlos desde adentro. Y mi furia se torna apacible, y me vuelvo árbol, y me estanco como un árbol, y me silencio como una piedra, y callo como una rosa sin espinas.
5
Yo soy un río. Yo soy el río eterno de la dicha. Ya siento las brisas cercanas, ya siento el viento en mis mejillas, y mi viaje a través de montes, ríos, lagos y praderas se torna inacabable.
6
Yo soy el río que viaja en las riberas, árbol o piedra seca Yo soy el río que viaja en las orillas, puerta o corazón abierto Yo soy el río que viaja por los pastos, flor o rosa cortada Yo soy el río que viaja por las calles, tierra o cielo mojado Yo soy el río que viaja por los montes, roca o sal quemada Yo soy el río que viaja por las casas, mesa o silla colgada Yo soy el río que viaja dentro de los hombres, árbol fruta rosa piedra mesa corazón corazón y puerta retornados,
7
Yo soy el río que canta al mediodía y a los hombres, que canta ante sus tumbas, el que vuelve su rostro ante los cauces sagrados.
8
Yo soy el río anochecido. Ya bajo por las hondas quebradas, por los ignotos pueblos olvidados, por las ciudades atestadas de público en las vitrinas. Yo soy el río ya voy por las praderas, hay árboles a mi alrededor cubiertos de palomas, los árboles cantan con el río, los árboles cantan con mi corazón de pájaro, los ríos cantan con mis brazos.
9
Llegará la hora en que tendré que desembocar en los océanos, que mezclar mis aguas limpias con sus aguas turbias, que tendré que silenciar mi canto luminoso, que tendré que acallar mis gritos furiosos al alba de todos los días, que clarear mis ojos con el mar. El día llegará, y en los mares inmensos no veré más mis campos fértiles, no veré mis árboles verdes, mi viento cercano, mi cielo claro, mi lago oscuro, mi sol, mis nubes, ni veré nada, nada, únicamente el cielo azul, inmenso, y todo se disolverá en una llanura de agua, en donde un canto o un poema más sólo serán ríos pequeños que bajan, ríos caudalosos que bajan a juntarse en mis nuevas aguas luminosas, en mis nuevas aguas apagadas.
Del poemario: "El Río". Lima. 1960.


Una Piedra
Piedra fría, solenme piedra ¡si pudieras hablar en mi costado, si pudieras cantar en tu vertiente! Si desembocaras en un ancho río, Y trajeras la paz al mundo entero, al cantarte en tus aguas destiladas, alma serías en mi frente oscura, brazo serías de mi antigua cabellera.
Del poemario: " El Río". 1960. Lima.

solo
En las montañas o el mar sentirme solo, aire, viento, árbol, cosecha estéril. Sonrisa, rostro, cielo y silencio, en el Sur, o en el Este, o en el nacimiento de un nuevo río. Lluvia, viento, frío y azota. Costa, relámpago, esperanza, en las montañas o en el mar. Solo, solo, sólo tu sola risa, sólo mi solo espíritu, solo mi soledad y su silencio.
Del poemario: "El Río". Lima. 1960.

mi casa
1
Mi cuarto es una manzana, con sus libros, con su cáscara, con su cama tierna para la noche dura. Mi cuarto es el de todos es decir, con su lamparín que me permite reir al lado de Vallejo, que me permite ver la luz eterna de Neruda. Mi cuarto, en fin, es una manzana, con sus libros, sus papeles, conmigo, con su coraazón.
2
Por mi ventana nace el sol casi todas las mañanas. Y en mi cara, en mis manos, en el dulce clamor de la luz pura, abro mis ojos entre la noche muerta, entre la tierna esperanza de quedar vivo un día más, un nuevo día, para abrir los ojos ante la luz eterna.
Del poemario: "El Río". Lima. 1960.

Unas cosas
Mariposas, árboles calles angostas y venideras, ¡cómo decirles que a la hora del crespúsculo sus ramas vivideras volverán a crujir en la tormenta! Si en la noche remontaran el más ancho río, ¡cómo negarles su candor sangriento, su pecho claro esclarecido! Mariposas, árboles en la tormenta, en el río claro merced vuestras alas al ruidoso viento que entre los dos saldrá la madrugada.
Del poemario: "El Río". Lima. 1960.


El viaje del descanso

El deseo
Qusiera descansar todo un año y volver mis ojos al mar, y contemplar el río crecer y crecer como un cauce, como una enorme herida abierta en mi pecho. Levantarme, sentarme, recostarme en las vertientes o en las orillas de los mares, recostarme en las crecientes, acomodarme suavemente en las aguas o en los manantiales.


el poema
1
He dormido todo un año, o tal vez he muerto sólo un tiempo, no lo sé. Pero sé que un año he estado ausente, sé que un año he descansado, sé que en ese tiempo las moras y las frutas secaban sus raíces triturándolas de sabor y regocijo. Yo descansé en la sierra, y felizmente mi corazón no se secó con la humedad del llanto, no sollozó, no reclamó tristezas pasadas. Todo sucedía como siempre: y yo descansaba descansando, los trenes aún pesaban sus rieles, los barcos naufragaban tarde y anoche, muchos peces agotábanse en el mar.
2
Pero ya estoy aquí. He vuelto sin embargo, con un raro sabor a tierra amarga, muchos sufrimientos tenía acumulados y es difícil olvidar en un año. Es difícil dejar todo abandonado, un año es siempre un año y nunca es suficiente. Es difícil dejar todo, pálidos arbustos cubren el corazón de odio, y arrancar es siempre dejar algo, un hueco, una raíz fina; el aliento del odio incansablemente habita en el corazón y en el sueño.
3
Hoy he vuelto mis caminos. Partí hace ya un año. Todo podría negarlo ahora: no sé si he nacido, no sé si he leído alguna vez un libro. Habre tal vez hojeado un verso de Salinas que hoy quiero olvidar. Un año nunca es suficiente cuando se desea el descanso. Si he nacido es porque he de acabar con mis huesos en el mar: (el mar lo lava todo, el mar cubre las hierbas y los pastos, él llena los corazones de sal y de tinieblas). Pero yo acaso ya he muerto, un año es siempre un año, realmente no he descansado nada, ¿o es que quiero volver a recostarme en el lecho del descanso, en donde en sueños escuchaba el rumor de las vertientes del otoño?
4
He vuelto ya. Mamá, papá, he vuelto. Hermanos, aquí estoy como antes, cantando en las noches del invierno, con mi seco corazón de pan y piedra. Gustavo, tú has crecido. ¿Y ya no cuentas con los dedos, y ya no lees letra a letra, y ya no sueñas con los tigres y elefantes? Es cierto, padres, hermanos, aquí estoy. No sé‚ si he descansado, y es que en el camino encontré‚ un sauce que reía con el viento y con mis pasos, que reía con los dientes y las ramas, que reía de todo como un niño, y esto me ha hecho dudar.
5
He estado un largo año tendido en la hierba del olvido, cubierto por las hojas del amor y del otoño. Ya he descansado un poco, lo confieso, yo partí sin despedirme, pero es que en mi corazón no cabían ya mis flores, en mi corazón no entraba ya el duro secreto de la vida.
6
He vuelto lentamente ( Un poco de sueño es siempre necesario aunque sea corto como el silencio de las enredaderas). Por cada pueblo que pasaba de regreso, veía que sus puertas estaban abiertas para mí, que sus techos eran míos, que sus campos, sus oídos, todo me pertenecía. Yo caminaba y caminaba, no miraba atrás hacia mi lecho de hojas, un año es suficiente me decía, no es necesario morir mas si es que queremos abrir los brazos y decir: "hasta mañana, gracias, nada ha sucedido, y estoy como siempre entre los ríos, y estoy como nunca entre las piedras". Y seguía caminando, pensando en el pan caliente de la casa, saboreando el arroz preparado por mi madre, sintiendo a mi cama con sus sábanas felices.
7
El canto de los ríos acompañaba a mis pies de tibio caminante, el río cantaba con mis brazos, en él yo miraba a la muerte y a la vida. Pero uno está siempre compuesto de un. trozo de muerte y de camino, y uno siempre es río, o canto, o lágrima cubierta.
8
He vuelto. Dormí un largo año, descansé‚ y estuve muerto, pero gocé de abril y de las flores blancas.
9
Hoy he regresado por los campos, a ratos corriendo sofocado, a ratos descansando nuevamente al pie de un árbol de hojas castañas. El sol arriba, (como siempre), entonando estruendosas canciones de triunfo o desafiándome a correr por todo el campo. Me detuve en las vertientes, hundía mis brazos en sus aguas, conversaba refrescando la cabeza. Y me vi de nuevo reflejado en el mar y aquí dudé de nuevo: yo no he sabido nada, todo un año he viajado por los pueblos de los sueños. no sé si soy tan sólo un muerto que golpea su cajón de asfixiado, no sé si en un pedazo de té pudiese recordar toda una vida perdida, pero sé que he estado dormido: un año es un siglo cuando es un año de sueños y de olvidos.
10
No me reprochen nada si he estado ausente todo un largo racimo de días apretados, es porque supuse que nunca se puede vivir tanto, mis manos ya eran manos sólo para el clamor y el refugio. Yo construía mis grutas con mis ojos, y las uñas no existían para el pan ni para el trigo. Nunca sabré‚ si he descansado, saber no es suficiente, un año es siempre un año, pero sé que he dormido, y allí donde dormía las flores cubrían mi cabeza, y no me preocupaba ni del río ni del valle, ni del mar ni las arenas. Hoy vuelvo, hoy retorno después de un año, después de un año de descanso o de perenne viaje hacia la vida. Pero el viaje del descanso, o el viaje sin descanso, o el viaje y el descanso, todo es un alivio para mis ojos muertos. Hoy regreso con la duda y la palabra, hoy retorno con la dicha en la garganta, sin descanso o con descanso, pero sin nuevos sueños. Sin un nuevo suño que me obligue a retornar a mi lecho de hierbas y de flores, sin un nuevo y largo sueño, podré construir nuevas palabras, tal vez sonreiré con cara alegre, alguna vez saludaré a la vida, y esperaré a la muerte alegremente, con mi seco corazón.



Recuento del Año
Una vez terminado el año, procedo a recoger mis cosas nuevas, procedo a reclamar papeles viejos, hago al compás de charlas amistosas el recuento del año, el recuento de mis 365 días pasados: todo se fue rápidamente, no hubo tiempo para la cosecha, ni para sembrar el trigo en los maizales. Los días volaron raudamente, estuve sentado, leyendo, o alguna vez escribiendo hasta la noche. No tuve miedo de la muerte, no pude sembrar el amor como quería, recogí algunas frutas caídas y supuse que al final moriría alguna tarde entre pájaros y árboles.
No estoy muerto. sin embargo, entre tarde y tarde cuando vibran los soplos del silencio, abro mi corazón al conjuro del viento y la palabra, y construyo casas, tierras, mares, nuevos albores, nuevas tristezas, y callo al final
(como siempre recordando y recordando).




Las Estaciones
poema
Oscuro es el tiempo y leves las sonrisas de los días. El día asume su palidez de infante: su regocijo se expresa en las noches del amor y la venganza. Es la hora de los muertos, ahí donde surgen los pálidos rostros de niños consumidos por el viento. Largo es el camino y oscuras las sonrisas de los días. (Las tumbas conservan sus viejos temores, los hombres sus viejos escritos y los niños nacen con nuevos rencores en los labios). Y allí donde el día se ofrece (oscuro regocijo de hierbas caídas) abro mis ojos a la luz del amor y de tus labios.

invierno
Agosto ha pasado ya. Duras primaveras acosan mis olvidados recuerdos. (Las cicatrices del tiempo y del olvido, lo cicatrices del odio y el amor, las llanuras de sangre abiertas con la mano, los campos desolados por la sed y el amor).

primavera
Es la hora de la sangre y del clamor. ahí donde vibraban los viejos clarines, allí donde sonaban los viejos sonetos, vibran y suenan los días oscuros del tiempo y del amor. Los muertos esperan felices los truenos pacientes, y los ríos congelados aguardan la llegada del verano. Verano, viejo sólido, nada podrás contra la ardiente tiranía de la primavera.

verano
Redoblados soplos del amor sacuden el corazón y los ojos. (Es la luz de la vida y de los días. Es el castigo de la muerte y de las noches). Recojo y siembro las semillas del amor; camino entre noches oscurecidas por el vino, pregunto a la tierra y a los montes, arranco montañas de odios y tumultos: ¿Qué son las tardes al lado de la paz, qué son los montes al lado de los sueños, qué son los ríos a lado de las lágrimas, qué son una sonrisa, un llanto, un estremecimiento, un rostro, una mano si día a día mueren las hierbas en los campos, si día a día caen en sus noches los árboles del amor y del silencio?


otoño
En los ríos del otoño, mi sangre, mi muertos, mi amor, las hierbas caídas, mis labios, las cicatrices abiertas, se fundirán como una primavera, se unirán como niños jugando, en el eterno renacer de nuestros corazones.




mi casa muerta
1
No derrumben mi casa
vieja, había dicho.
No derrumben mí casa.
2
Teníamos nuestra pérgola,
y dos puertas a la calle,
un jardín a la entrada,
pequeño pero grande,
un manzano que yace seco
ahora por el grito
y el cemento.
El durazno y el naranjo
habían muerto anteriormente,
pero teníamos también
(¡cómo olvidarlo!)
un árbol de granadas.
Granadas que salían
de su tronco,
rojas,
verdes,
el árbol se mezclaba
con el muro,
y al lado,
en la calle,
un tronco que
daba moras
cada año,
que llenaba de hojas
en otoño las puertas
de mi casa.
3
No derrumben mi vieja casa,
había dicho,
dejen al menos mis
granadas
y mis moras,
mis manzanas y mis
rejas.
4
Todo esto contenía
mi pequeño jardín.
Era un pedazo de
tierra custodiado
día y tarde por una
verja,
una reja castaña y alta
que
los niños a la salida
del colegio
saltaban fácilmente,
llevándose las manzanas
y las moras,
las granadas
y las flores.
5
Es cierto, no lo niego,
las paredes se caían
y las puertas no cerraban
totalmente.
Pero mataron mi casa,
mi dormitorio con su
alta ventana mañanera.
Y no quedó nada
del granado,
las moras ya no
ensucian mis. zapatos,
del manzano sólo veo
hoy día,
un triste tronco que
llora sus manzanas
y sus niños.
6
Mi corazón se quedó
con mi casa muerta.
Es difícil rescatar
un poco de alegría,
yo he vivido entre
carros y cemento,
yo he vivido siempre
entre camiones
y oficinas,
yo he vívido entre
ruinas todo el tiempo,
y cambiar un poco
de árbol y de pasto,
una palmera antigua
con columpios,
una granada roja
disparada en la batalla,
una mora caída con un niño,
por un poco
de pintura
y de granizo,
es
cambiar
también algo
de alegría
y de tristeza,
es cambiar también
un poco de mi vida,
es llamar también
un poco aquí a la muerte
(que me acompañaba
todas las tardes
en mi vieja casa,
en mi casa muerta).

De: "El Viaje". 1961.






Yo no me río de la muerte

elegía
Tú quisiste descansar
en tierra muerta y en olvido.
Creías poder vivir solo
en el mar, o en los montes.
Luego supiste que la vida
es soledad entre los hombres
y soledad entre los valles.
Que los días que circulaban
en tu pecho sólo eran nuestras
de dolor entre tu llanto. Pobre
amigo. No sabías nada ni llorabas nada
Yo nunca me río
de la muerte.
Simplemente
sucede que
no tengo
miedo
de
morir
entre
pájaros y arboles
Yo no me río de la muerte.
Pero a veces tengo sed
y pido un poco de vida,
a veces tengo sed y pregunto
diariamente, y como siempre
sucede que no hallo respuestas
sino una carcajada profunda
y negra. Ya lo dije, nunca
suelo reir de la muerte,
pero sí conozco su blanco
rostro, su tétrica vestimenta.
Yo no me río de la muerte.
Sin embargo, conozco su
blanca casa, conozco su
blanca vestimenta, conozco
su humedad y su silencio.
Claro está, la muerte no
me ha visitado todavía,
y Uds. preguntarán: ¿qué
conoces? No conozco nada.
Es cierto también eso.
Empero, sé que al llegar
ella yo estaré esperando,
yo estaré esperando de pie
o tal vez desayunando.
La miraré blandamente
(no se vaya a asustar)
y como jamás he reído
de su túnica, la acompañaré,
solitario y solitario.

De: "El Viaje". 1961.





Las llaves de la muerte
Ahora y siempre en mi rostro
conservo la inigualable voz,
la voz única que abrirá las
puertas incansables de la vida,
las puertas inagotables
de la muerte.
La única voz en mi rostro
eternamente conservo, mi
rostro que es inmediato
a la hora del mediodía,
que es susceptible de frente
al sol eterno, que es partitura
de llantos ante la muerte.
La voz única contiene
incansablemente
mi rostro. La inigualable voz
que es capaz de abrir las puertas
de la vida, que puede abrir
las puertas de la muerte.
Mi rostro y mi voz se
confunden en las puertas
de la vida,
se confunden en el alba
de la muerte,
ambos,
rostro
y
voz,
como
una
llave,
como
un
racimo
de llaves,
como
eternas
llaves
de
la
muerte.
De: "El Viaje". 1961.

POEMA A MI PATRIA
POR JAVIER HERAUD
PORQUE MI PATRIA ES HERMOSA COMO UNA ESPADA EN EL AIREY MÁS GRANDE AHORAY AÚN MÁS HERMOSA TODAVÍAYO HABLO Y LA DEFIENDO CON MI VIDA NO ME IMPORTAN LO QUE DIGAN LOS TRAIDORESLES HEMOS CERRADO EL PASOCON GRUESAS LÁGRIMAS DE ACERO EL CIELO ES NUESTRONUESTRO EL PAN DE CADA DÍAHEMOS SEMBRADO Y COSECHADOEL TRIGO Y LA TIERRAY EL TRIGO Y LA TIERRA SON NUESTROSY PARA SIEMPRE NOS PERTENECENEL MAR,LAS MONTAÑAS Y LOS PÁJAROS YO NO ME RÍO DE LA MUERTESUCEDE SIMPLEMENTE QUE NO TENGO MIEDO DE MORIRENTRE PÁJAROS Y ÁRBOLES.

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